Se trata de una selección de historias entrelazadas que surgen una detrás de otra. Todo comienza con un rey que al morir deja su reino a sus dos hijos, dos hermanos que se quieren mucho, pero que no pueden pasar por las puertas porque sus mujeres les ponen una cornamenta de ocelote. Cuando se enteran, decapitan a sus mujeres y huyen con la promesa de volver sólo si encuentran a alguno más desgraciado que ellos. Pero en el camino se encuentran a un ifrit, un genio, que también ha sido engañado por una mujer que había secuestrado (así que no era tan genio) y piensan que si un genio puede ser engañado, cualquiera puede serlo. Así que vuelven a palacio, pero allí como las cosas no van despacio, Zaska!, decapita a todas las mujeres que encuentran en la corte. Creyendo que todas las mujeres son igual de infieles, ordena a su visir que le consiga una esposa cada día y se la cepillen por la mañana (él se la cepilla por la noche).
Entonces, Sherezade, la propia hija del visir se ofrece como su esposa del sultán (no era el perro del inspector Gadget) y durante el día le cuenta un cuento chino y cuando va a llegar el alba, lo interrumpe (me duele la cabeza) para contárselo a la noche siguiente. Con este ardid, le engaña como a un chino cochino, otra vez, y así durante mil noches. Entre cuento y cuento, y polvete y polvete, han tenido dos o tres churumbeles y le perdona la vida.
Entre las historias aparece, tachán!, Aladino el que sin visitar al Sr. Roca planta un pino; Simbad el marrano, que no es más tonto porque no se entrena; Ali Rajoy y los cuarenta ppros, y un sinfín de genios, magos y espíritus extraordinarios, siempre con un toque anti-cristiano a ser posible.
Pero me ha gustado, bastante más interesante que el pesao de Marco Polo GT le metía todo su libro.
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