Aguirre, la cólera de Dios es el film que dio a conocer internacionalmente a Werner Herzog y la primera de sus cuatro épicas colaboraciones con el actor Klaus Kinski. La aventura equinoccial de Lope de Vega -como tituló Ramón J. Sender a su estudio sobre el personaje- fue un consistente cimiento sobre el cual Herzog erigió su discurso sobre la desesperada búsqueda de una utopía que, al desafiar a las propias fuerzas y las de la naturaleza, finaliza en fracaso. Irónicamente Herzog lo sufrió en carne propia al tener que enfrentarse a las dificultades climáticas de la selva del Perú y a los arrebatos de genio de Kinski con quién llegó a enfrentarse a punta de pistola. Su Lope de Aguirre es un megalómano que parte en busca del mítico El Dorado, pierde a sus hombres a medida que se adentra en la boda con su propia hija para asegurar la pureza de una nueva raza. La concepción visual de Herzog influyó en gran medida en diversos cineastas -como se puede apreciar en Apocalipsis Now de Francis Ford Coppola- pero también se inspiró en otros realizadores. La inolvidable secuencia final, es una claro homenaje al legendario travelling circular de Os cafajestes, ópera prima del brasileño Ruy Guerra co-protagonista del film.
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