¿Qué podría ser peor que la impotencia de un padre cuando al otro lado del móvil descubre cómo secuestran a su hija?
Bryan (Liam Neeson) se ha separado de la cachonda de su mujer (Famke Janssen - X-Men, Soy Espía) por culpa de su trabajo. Era espía del país más temido, EE.UUuuuuuuuu. Se ha trasladado para estar cerca de su hijita Kim, de 17 años, que ahora vive con su padrastro, un tío con pasta. Kim y una amiga suya, Amanda se van a Pagiiiiis, para ver museos (eso le dice a su padre). En el aeropuerto conocen a un muchacho que comparte el taxi con ellas y así descubre que van a alojarse solas y donde. A las pocas horas las secuestran, mientras Kim hablaba con su padre por el móvil, por una banda armenia o albanokosovar especializada en la venta de jóvenes adolescentes. Así que Bryan se traslada a París y cuando acaba la pelí es una suerte que lo Torre Eiffel siga en pie.
Me gustan las pelis de acción cuyo protagonista no sea Jackie Chan, Jet Li, Van Damme, Stallone, Schwarzenegger y compañía. Es más creible cuando es Liam Nesson o Viggo Mortenssen. Incluso Bruce Willis o Jason Statham, el héroe de películas de acción de los 2000.
No hay patadas voladores ni saltos estratoféricos. Pocas ostias pero contundentes. Y tiros los justos, al estilo Ronin.
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