viernes, 16 de diciembre de 2011

El Libro de la Almohada

La literatura japonesa no es milenaria sino tardía y tiene la particularidad de que las obras maestras iniciales de su narrativa están escritas por mujeres: El Libro de la Almohada, de Sei Shônagon y el Romance de Genji, de Murasaki Shikibu, fueron escritos entre fines del primer milenio de nuestra era y comienzos del segundo.

Dueñas de un nuevo sistema de expresión, las mujeres fueron las protagonistas de la literatura, porque lo literario circulaba en ámbitos predominantemente femeninos, con audiencias exclusivas que gustaban de los diarios y las memorias, el intercambio de poemas y los acertijos literarios.

Sei Shônagon, la autora de este maravilloso libro, aparece como la mujer que demuestra su superioridad intelectual ante cualquiera que se le aventure en una conversación, dentro del marco de una sociedad donde hombres y mujeres comparten cierta camaradería. Una mujer de mundo, inteligente, cultivada, un poco cínica, que manifiesta siempre sus gustos y predilecciones. Es la pionera de un género propio de la literatura japonesa vigente aún hoy: Zuihitsu, el ensayo fugaz y digresivo, literalmente "al correr del pincel". Una dispersión del sujeto en fragmentos que evocan emociones, transcriben observaciones, detallan apuntes autobiográficos o componen poemas, con total ausencia de una dirección predeterminada, pero con una gran unidad estética y conceptual.

El Libro de la Almohada, es la obra que sirvió de inspiración para la película The Pillow Book, del gran cineasta británico Peter Greenaway.

Muy poco se sabe de la autora de El Libro de la Almohada. Se la conoce como Sei Shônagon, apodo que mereció durante su servicio en la corte durante la década de 990 a 1000. Sei es la lectura china del primer idiograma (kanji) de su apellido Kiyohara y Shônagon designa su cargo en la corte: Ayudante de Menor Rango de la emperatriz Sadako (976-1001). Sin absoluta certeza, se afirma que nació en el año 966 y que era hija de Motosuke, poeta de cierta reputación. Se asegura que sirvió a la emperatriz hasta que ésta murió; y sobre la segunda mitad de su vida todas son conjeturas. Supuestamente continuó atendiendo a algunas damas de la familia imperial, aunque casi todos coinciden en imaginarla como una anciana que muere muy pobre. La tradición la ubicó como la rival literaria y política de Murasaki Shikibu, autora del Romance de Genji.

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