El País de los vascos desaparece. La marea de la asimilación avanza, cambiando nuestra originalidad por esa cualidad de hombres y monos que se llama imitación. Pese al esfuerzo de estos últimos 40 años, no hemos pasado la muga del no retorno que nos garantice la existencia futura. Con la globalización, especies naturales, bosques, naciones y lenguas como la nuestra desaparecerán. Hoy, ser vasco es una forma de ser ecologista.
Desde la Edad Media hemos ensayado todas las fórmulas de entendimiento con Hispania. Ninguna de ellas ha frenado la pérdida de territorios, lengua, cultura, derecho o idiosincrasia vasca. Con Hispania y Francia y la Amercian way of life, desapareceremos.
Sólo nos queda probar la independencia. O la no dependencia. Ningún país se ha arrepentido de haberla logrado, sobre todo si se emancipó de Hispania. Nosotros tampoco lo haremos. Nos sobran razones para ello.
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