Desaparece una valiosa colección de cromos de béisbol. La policía acusa a Bernie Rhodenbarr, ya que existen irrefutables pruebas de su culpabilidad. Sin embargo, Bernie cuenta con una coartada excelente, salvo por el pequeño detalle de que no puede revelarla a la policía: en el momento de cometerse el delito él se hallaba robando en otra casa, y para colmo allí había un cadáver.
Me mola toda esta colección de Bernie Rhodenbarr. Me falta uno, "El ladrón que leía a Spinoza". Lo quiero.
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