martes, 4 de septiembre de 2012

El árbol de las brujas

La Fiesta de las Brujas.
Disimulo. Gatos caminando de puntillas. Sigilo y cautela. Pero, ¿por qué? ¿Y para qué? ¡Cómo! ¿Quién? ¡Cuándo! ¿Dónde en verdad empezó todo?
No lo sabéis, ¿no? -pregunta Carapacho Clavicula Mortajosario emergiendo de una pila de hojas bajo el Árbol de las Brujas-. ¡En verdad no lo sabéis!
Bueno -le responde Tom el Esqueleto-, hummm... no. Fue...
¿En Egipto cuatro mil años atrás, en el aniversario de la gran muerte del sol?
¿O un millón de años antes, junto a las hogueras nocturnas de los hombres de las cavernas?
¿O en la Bretaña Druida al son de Sssss-bummm de la guadaña de Samhain?
¿O entre las brujas, en toda Europa..., multitudes de arpías, de hechiceras, magos, demonios, diablos?
¿O sobre los techos de París, cuando criaturas extrañas se convertían en piedra y alumbraban las gárgolas de Notre Dame?
¿O en México, en los cementerios desbordantes de velas encendidas y de muñequitos de caramelo en el Día de los Muertos?
¿O dónde?

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