Un caballero inglés no bebe whisky enchufado directamente a
la botella. Y justamente así murió sir Godber Evans, rector de Porterhouse, uno
de los colegios más antiguos de Cambridge. Para su viuda, un argumento más que
suficiente para pensar en un asesinato. Obsesionada por encontrar un culpable,
decide introducir un infiltrado en la institución académica. En los pasillos
atiborrados de calaveras docentes, las conjeturas se vuelven casi certezas. En
Porterhouse muchos han perdido la chaveta.
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