viernes, 6 de abril de 2012

La verdad está ahí fuera

Capítulo 2

"El seudónimo de Garganta Profunda no fue escogido al azar, es el nombre de una persona real: Mark Felt, el informador del escándalo “Watergate” y Director Adjunto del F.B.I.. Así tanto el personaje de ficción como el real compartían la característica de haber dado información, a Mulder para descubrir la verdad o al periódico “Washington Post” para hacer público el espionaje de Nixon a las oficinas del partido Demócrata."

Scully: Lo único que digo es que no nos conviene enemistarnos con la policía local.
Mulder: ¿Lo dices por mí? Si soy un pedazo de pan.
Scully: Nunca se sabe, tal vez pronto necesitemos su ayuda.
Mulder: Le enviaré un bizcocho.

Capítulo 3

Entre el descubrimiento de las huellas digitales y su uso como prueba criminal transcurrió mucho tiempo. La primera referencia a huellas digitales en la literatura aparece en Wilson Cabezahueca, una novela de Mark Twain de 1894, en la que la colección de huellas digitales se creó en 1901 por obra de Scotland Yard. Tuvieron que esperar un año para que gracias a su ayuda fuera condenado un criminal: Harry Jackson, acusado de robar bolas de billar de marfil. Hasta 1911 no fueron admitidas como prueba válida en EEUU y comenzó a mantenerse un archivo de huellas. Al poco de crearse el FBI en 1924, su director, J. Edgar Hoover, logró el control de lo que adecuadamente supuso se convertiría en una de las principales herramientas de persecución criminal. En los 70 se creó el NCIC, una agencia gubernamental norteamericana que centraliza todas las huellas que se mantienen en el país. Sólo en el FBI existen 178 millones de huellas digitales. Actualmente pueden recuperarse de prácticamente todo tipo de superficie, incluído el interior del cuerpo humano, de ladrillos y del interior de piscinas usando agentes químicos. Las huellas de hoy en día se identifican en base a concordancias en un número considerable de características, conocidas comúnmente como "puntos". Se trata de bifurcaciones, estribaciones terminales y motas en el patrón de la huella dactilar. Antes se consideraba que hacía falta tener doce puntos para identificar una huella, pero en la actualidad, con procesos de recogida más avanzados, se suele utilizar un número inferior. 

Coltón: ¿Qué opinas? ¿Ha sido obra de los hombrecillos verdes?
Mulder: Grises. Son hombrecillos grises. Se sabe que extraen el hígado a los humanos debido a la falta de hierro en su galaxia. ¿Tú sabes qué daría un alienígena por un hígado encebollado? 

Capítulo 5

El diablo de Jersey existe. Al menos, en el folclore de este Estado de la Costa Este de EEUU. Se le puede rastrear hasta principios del siglo XVIII (el equipo de hockey de la zona se llama "New Jersey Devils" en su honor). Su origen parece estar en un antiguo relato (1735) que habla del decimotercer hijo de una tal Sra. Leeds, quien tras su parto escapó por la chimenea. Nadie sabe como, pero el demonio Leeds permaneció en la psique popular. Tras un periodo de ser una especie de gnomo que entraba por las chimeneas, se convirtió en un ser crecido, con alas y cabeza de animal, generalmente cornudo.

Cuando entre 1830 y 1840 se produjo una enfermedad en el ganado de la zona, el diablo adquirió el don de la invisibilidad, y se le acusó de causar las muertes. Posteriormente, sufrió diversas metamorfosis: unas extrañas huellas en la nieve se atribuyeron a una especie de pájaro gigante con cabeza de carnero; después fue un león volador; hacia 1928 era un monstruo vago, un "cuadrúpedo con plumas"; y en 1932, un ser medio hombre, medio bestia. Con la llegada de la era ovni, el diablo volvió a cambiar y en 1948 era verde, claramente macho y erguido. En los últimos años sufrió una nueva metamorfosis, para entrar de lleno en la categoría del Piegrande, el Yeti y el Wendigo.

Victor: el niño lobo de Francia

A principios del siglo XIX, un niño, rescatado de la guarida de unos lobos cerca de Aveyron, en Francia, ingresó en el Instituto Nacional para Sordomudos de París. El niño, de unos doce años, bebía el agua a lengüetazos, se negaba a comer nada que no fuera carne cruda (preferiblemente de un animal recién muerto), mordía a cualquier persona que se le acercara y se pasaba las noches aullando. Jean Marc Itard, su educador, descubrió una cicatriz de siete centímetros de ancho por catorce de largo que cruzaba la garganta del chico por encima de su laringe.

Fue bastante bien tratado y se desarrolló un programa de estudios que confiaba iba a ayudar al niño a reincorporarse a la sociedad. Todos los días durante una década, Victor fue sometido a sesiones de caricias, baños de agua fría y caliente y masajes. Lentamente se fue desarrollando algún tipo de comunicación. Tendrían que pasar otros cinco años antes de que se pudiera dejar a Victor en un entorno normalizado. 

Victor, en todos los años que pasó en el instituto, nunca mostró el más mínimo interés por las mujeres, trataba a los niños de un modo muy semejante a como una persona educada en sociedad trataría a un cachorro y nunca intentó escapar. Murió a los cuarenta años de edad.

A sus espaldas, muchos colegas de Itard hicieron referencia a que el niño no se había convertido en un idiota a raíz de su abandono en el bosque, sino que lo habían abandonado en el bosque porque era un idiota. Itard, había establecido hacía tiempo la conexión entre el corte que cruzaba la gargante de Victor y la probabilidad de que el niño hubiera sobrevivido al intento de asesinato de alguien que no estaba dispuesto a mantener a un "idiota".

Scully: ¿Trabajando, Mulder?
Mulder: Esta mujer declara haber sido raptada por una nave espacial y haber pasado tres días en una cámara de ingravidez sin agua y sin comida.
Scully: Pues le ha sentado muy bien.

Capitulo 6

Scully: Has mentido, lo has visto antes.
Mulder: Yo no miento nunca, participo voluntariamente en una campaña de desinformación.

Scully: Yo creo que Howard Graves simuló su propia muerte.
Mulder: Sólo una persona lo ha conseguido, Eeeeelvis.


Sea cual sea su procedencia étnica, los fantasmas proceden universalmente del reino de los muertos. Todas las historias tradicionales de fantasmas comienzan con un espíritu inquieto al que un deseo no satisfecho no deja descansar. La sangrienta historia de la Torre de Londres la convirtió en un depósito natural para espíritus contrariados. Las docenas de fantasmas que han errado por sus húmedas habitaciones a lo largo de los siglos han contribuido a la forma clásica de la historia de fantasmas. Dos jóvenes príncipes, asesinados allí en 1483, fueron vistos vagando arriba y abajo por las escaleras, atravesando muros y pasando tras ventanas durante casi dos siglos. En 1674, se encontraron sus restos y se enterraron en una ceremonia adecuada, después de lo cual nunca volvieron a aparecerse.

El fantasma más famoso de la Torre es Ana Bolena, esposa de Enrique VIII hasta que éste decidió decapitarla en 1536. Aún se puede ver a Ana tras su infiel marido. Gritos agudos en plena noche, fríos roces en el rostro y el cuello de un visitante, incluso un empujón por un largo tramo de escaleras son sucesos atribuidos a Ana. En 1992 se aconsejaba a los visitantes que tuvieran "Cuidado con la barandilla mientras suben. A Ana no le importaría darles un empujón!. Como Enrique murió hace tiempo, es posible que Ana siga acechando la torre durante toda la eternidad en busca de venganza.

Mulder: Teníamos metas diferentes, Él quería llegar a los más alto (hablando sobre Lamana).
Scully: ¿Y, tú?
Mulder: Yo estaba loco por un despacho en el sótano sin ventanas ni calefacción.

Capítulo 8

En 1908, un asteroide cayó a plomo a través de la atmósfera sobre la región del río Tunguska de Siberia, explotando con una energía aproximada de 15 megatones que derribó árboles en cientos de kilómetros a la redonda. Estudios preliminares de dos núcleos de hielo no muy profundos han observado concentraciones de iridio entre cuatro y veinte veces superiores a los niveles normales en el hielo de Groenlandia desde 1908. Los depósitos de iridio pueden indicar un impacto extraterrestre porque el material extraterrestre es mucho más rico en este elemento que la corteza de la Tierra. Si se confirma, será la primera prueba de un impacto de meteorito registrado en el hielo.

Los campos de hielo albergan mucha más vida de la que se hubiera creído posible. En la Antártida, en lagos con apenas oxígeno en pleno manto polar, florecen organismos microbianos. Pero no sólo hay vida microscópica. Los taladradores. La primera en descubrirlos fue Aprile Pazzo, que estaba observando pingüinos en el Mar de Ross. Cuando estaba a punto de volver al campamento, los pingüinos empezaron a gritar repentinamente y huyeron en estampida. Asombrada, el pájaro había caído en un círculo de nieve a medio derretir. Este tipo de nieve no existen en el Ártico en esa época del año. Pero en torno al pájaro que no dejaba de forcejear estaba surgiendo calor. Cogiendo al animal para que no siguiera hundiéndose, tiró de él hasta liberarlo y descubrió otro animal. Aferradas al pájaro había una docena de criaturas hirsutas con los dientes profundamente clavados en su carne. Pazzo pudo atrapar una de las salvajes criaturas de unos 15 centímetros de longitud que describió como repulsivas. Son dientes en un 90 por 100. 

Las criaturas como el taladrador de hielo, de los que ahora se sospecha que fueron los causantes de la desaparición del explorador Philippe Poisson, nos recuerdan que la verdad puede ser más extraña que la ficción y por lo menos igual de aterradora.

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