Van una monja y un cura por el desierto en busca de Dios y
les sorprende una tormenta de arena tremenda que les tumba y les deja inconscientes.
Cuando al fin despiertan, el camello ha muerto. El cura se marcha en busca de
ayuda y a las cinco horas vuelve desolado y le comunica a la monja que no hay
nada que hacer; están perdidos. Esperando la muerte, el cura le pregunta
avergonzado a la monja:
- Señora, nunca he visto unos senos y ahora, a punto de
morir, me gustaría ver unos... ¿Sería usted tan amable de enseñarme los suyos?
La monja accede gustosa, pero después le pregunta al cura si
le enseña su polla porque ella nunca había visto una; y el cura se la enseña. Después
ambos se morrean. Al rato el cura, sonrojado, le dice a la monja:
- ¿Sabe que si meto mi polla en un agujerito puedo crear
vida?
Y la monja le responde:
- ¿Si? Pues métasela al camello por el culo y salgamos
pitando de este puto desierto.
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