lunes, 19 de septiembre de 2011

Lur

costa de Gipuzkoa
La Tierra es considerada como madre del Sol y de la Luna. También como un receptá- culo inmenso, morada habitual de las almas y de la mayor parte de los númenes y de otros personajes míticos. La Tierra posee la fuerza vital que es base del reino vegetal, que vigoriza el organismo humano mediando ciertas fórmulas o gestos mágicos y que asegura la conservación del ganado si se le ofrendan o sacrifican algunas reses.

Además la tierra contiene tesoros, según creencias muy extendida. Se señalan las montañas y las cuevas en las que está guardado un pellejo lleno de oro; pero las coordenadas del lugar exacto donde se halla tal depósito no se precisan nunca. El tesoro -campana de oro devanadera de oro, arca de oro- se halla en la sierra de Urbasa, en paraje donde diariamente pasan las ovejas. Casi a flor de tierra, la pezuña de la oveja que pace encima, lo toca y lo pondrá al descubierto en cualquier momento. En Munoeta (lugar conocido también con el nombre de "Campo de César", cerca de Cambo) había oro enterrado. Sobre él se hallaba una espada pero ésta desapareció y el oro no puede ser localizado ahora.

Auza-Gaztelu
La codicia de quienes desean hacerse ricos desenterrando tales tesoros no logra sus designios. Se trata de un tabú cuya observancia es obligada por el genio de la tierra, como ocurrió en los montes de Irukutzeta y de Auza y en los campos de Arrantzelai (Etxalar). Al genio de la Tierra se dirigían, sin duda, las preces de muchos devotos que antiguamente depositaban sus ofrendas (monedas, principalmente) en las cavernas con objeto de lograr de aquel algunos favores. Y con ese culto estuvieron, al parecer, relacionados en su origen algunas ermitas erigidas en cuevas o algunas cuevas convertidas en ermitas, así como la práctica de recitar oraciones en la entrada de ciertos antros del país. Basados en la creencia popular que suponía la existencia de una campana de oro enterrada en el alto de Irukutzeta, junto al mojón divisorio de los terrenos de Bergara, Azkoitia y Elgoibar, unos hombres empezaron a remover el túmulo de un dolmen que existe en aquel lugar. Mas luego tuvieron que abandonar su propósito y alejarse de allí porque un monstruo les salió de la tierra en actitud amenazadora.

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