viernes, 2 de septiembre de 2011

Camelot


No es una novela histórica, es una novéla de fantasía. El autor sitúa los acontecimientos en torno al año 1200, los caballeros son normandos, los campesinos sajones, aparece Robin Hood. White trata de unificar el conjunto principal de las leyendas artúricas, pese a tratarse de un libro de más de 800 páginas.


La primera parte, “La espada en la piedra”, narra la niñez de Arturo, antes de su ascenso al trono y su educación por parte de Merlín. Esta parte está narrada como una historia humorística, repleto de parábolas políticas. El elemento fantástico es común, abundan las transformaciones mágicas y las criaturas legendarias. Durante su educación, Arturo participa en toda clase de aventuras fabulosas y va descubriendo las verdades sobre la vida.

La segunda parte, “La reina del aire y las tinieblas”, es la más corta y cuenta hechos del comienzo del reinado de Arturo. En esta parte el discurso político es más evidente, pero el tono sigue siendo de comedia. Aunque Arturo sigue siendo el protagonista de la historia, se ve desplazado en ocasiones por el trío formado por el Rey Pelinor, Sir Grummore y Sir Palomides, que aportan gran parte del elemento humorístico.


La tercera parte, “El caballero mal fet”, se centra en la relación entre Lanzarote y la Reina Ginebra. El protagonismo recae en Lanzarote, contándonos su vida desde su juventud hasta su madurez, con su búsqueda de la pureza, su caída y sus intentos de redención.


La cuarta y última parte, “Una vela al viento”, se centra en un Arturo recuperado en su decadencia y que intenta lograr la supervivencia de sus ideales en unas circunstancias cada vez menos favorables. El aspecto humorístico ha desaparecido, así como el fantástico y toda la parte final se desarrolla en un ambiente de tragedia, rematado por un final ambiguo pero que da pie a un cierto optimismo.

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